Aprende Acerca del Apego y el Desapego

El apego es sinónimo de aferrarse, de atarse e incluso de establecer dependencia u obsesión hacia algo o alguien.
Cuando te apegas a algo o alguien acabas generando con ellos fuertes vínculos. Tan fuertes que puedes volverte dependiente a ellos.
Y cuando eres dependiente a algo o alguien, estás dispuesto a todo para no dejarlo ir. Haces todo lo que esté en tus manos para seguir a su lado y alimentar los vínculos que los unen.
No tiene nada de malo tejer y alimentar vínculos con personas, ideas, actividades e incluso objetos. El problema del apego es que suele acabar por limitar tu vida, e incluso por dominarla. Y toda limitación acaba por causarte daños.
Uno de estos efectos dañinos es la ansiedad, el miedo y el sufrimiento. Y finalmente todo esto conduce a la enfermedad física, mental y espiritual.
El Desapego es la capacidad de dejar ir, de dejar que la vida y el universo sigan su curso libremente. Es la capacidad de fluir con la vida, es saber aceptar las cosas que no puedes cambiar y dejarlas marchar.
No te estoy diciendo que dejes de luchar, al contrario, tienes que seguir dándolo todo, en todo momento. Tienes que continuar persiguiendo tus objetivos y tus sueños. Tienes que trabajar duro por lo que quieres, y jamás debes renunciar a tus proyectos y aspiraciones.
Pero debes poder hacerlo sin apegarte, sin aferrarte, sin obsesionarte, sin volverte dependiente y por supuesto, sin sufrir.
Porque cuando logras desapegarte, dejas automáticamente de sufrir. Entonces te das cuenta de que tu cuerpo recupera toda su energía, que tu mente elimina sus miedos y limitaciones, y que tu alma vuelve a estar en armonía con tu Esencia.
La vida fluye, se mueve, cambia a cada instante y son muy pocas las cosas que podemos retener.
No vamos a poder conservar la juventud eternamente, muchas amistades se hacen y se deshacen, el amor de hoy puede ser las lágrimas de mañana, nuestros ancianos nos dejan, los niños crecen.
Es importante que aprendamos a aceptar que las pérdidas van a hacer acto de presencia a lo largo de nuestra existencia, de ahí la importancia de desarrollar el desapego, aceptando que puedes perder eso que ahora amas, pero no por ello tu vida va a detenerse. Deberás seguir avanzando, con integridad, con toda la plenitud que puedas.
Debes centrarte en estar más presente, a valorar el “aquí y ahora”, porque es en este mismo momento cuando se abre tu auténtica oportunidad de ser feliz. No la pierdas, el pasado ya no existe y el mañana aún no ha ocurrido.
¡Vive al máximo el eterno presente sin apegos!
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