La Industria de la Comida Controla Nuestros Alimentos

Todo el mundo tiene su comida favorita. Es la comida que te brinda alegría y saciedad. Para muchos, es exactamente lo que el doctor te manda a comer. Sin embargo, realmente es lo que tu cerebro te ordena. Es el punto donde tu cerebro se encuentra completamente satisfecho. En otras palabras, el punto de máxima satisfacción.

El punto de máxima satisfacción de un determinando alimento tiene que ver con la percepción de la combinación de sal, azúcar y grasa en la forma perfecta. Ni demasiado de algo ni muy poquito de lo otro. Es el balance adecuado de los tres ingredientes.

El cuerpo humano ha evolucionado para favorecer los alimentos que contengan estos “gustos”. El cerebro responde con una “recompensa” en forma de una explosión de endorfinas, y nos hace querer más de lo mismo. Un efecto controlado por la dopamina, un neurotransmisor. La combinación de lo azucarado, con lo salado y la grasa actúan de forma sinérgica, y son más gratificantes que cualquiera solo. En la industria de la comida actualmente, la meta principal es de incluir en los alimentos dos o tres de estos nutrientes para tener el control sobre la satisfacción.

Esto es algo interesante y escalofriante al mismo tiempo. La industria de la comida invierte mucho dinero en investigaciones para encontrar el punto de satisfacción de los consumidores cada día. Ellos cuentan con químicos especializados en sabores y psicólogos para maximizar el deseo hacia sus productos o alimentos. No hay una agenda siniestra detrás de esto, solo el impulso para maximizar las ganancias. Recuerda, negocios son negocios.

Ahora bien, si te digo que tú puedes controlar el “punto máximo de satisfacción” de los alimentos que consumes, lo harías? Es una pregunta difícil, pero más difícil es tomar acción al respecto.

Los alimentos que ingieres influyen directamente sobre la flora bacteriana en tu sistema digestivo. Estas bacterias dentro de ti son organismos vivientes. Hay cerca de 100 trillones de bacterias en el humano promedio, y no hay dos personas en el planeta entero que contengan el mismo perfil exacto de bacterias. Cada bacteria individual desea nutrientes específicos. Algunas requieren carbohidratos o aminoácidos en específico.

Estas bacterias también crean péptidos que envían señales al cerebro. Algunas son similares a la grelina (la hormona que te dice cuando tienes hambre). A medida que alimentas bacterias específicas, se multiplican y exigen más. Estos péptidos se comunican con tu cerebro y crean una fuerte conexión directamente entre los microbios de tu sistema digestivo y tu mente. Los científicos han comenzado a llamar a estos microbios tu «segundo cerebro» o «mini cerebro». Las bacterias funcionan en tu cuerpo como una relación simbiótica, pero sin la disciplina individual de la persona, el «mini-cerebro» en tu sistema digestivo puede controlar tus antojos más de lo que te gustaría a ti.

Por esto es que sientes la necesidad y ansiedad de comer comidas saladas o azucaradas combinadas con grasa. Simplemente tu ansiedad esta fuera de control y no hay casi nada que puedas hacer. La realidad es que estás luchando contra dos cerebros al mismo tiempo para hacer un cambio.

Cómo puedes solucionar todo esto?

La cosa no es tan fácil, pero puedes incrementar la resistencia a la insulina llevando una dieta balanceada y rica en nutrientes naturales y evitando muchas de las comidas procesadas. De esta forma comienzas a educar a tu “mini cerebro” (el del estómago), para que el perfil de bacterias cambie y crezca acostumbrado a lo que comes, y tu cuerpo demanda menos para satisfacer las señales de todos esos alimentos salados y azucarados y controlas la ansiedad a ciertas comidas procesadas. Luego tu cuerpo te comienza a demandar nutrientes naturales y vas ganando poco a poco la batalla contra la industria.

En conclusión, al pasar un poco de tiempo sin ceder a tus antojos, terminas cortando la raíz del problema. Con esto controlas tu cuerpo para satisfacerlo tanto a nivel mental como químico, y en resumen, haciéndote más saludable y feliz.

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